La gestión térmica es una tecnología clave para todo tipo de sistemas de propulsión. Gracias a él, los motores de combustión son aún más eficientes. En los vehículos eléctricos, el uso económico de corrientes frías y calientes determina el rendimiento y funcionamiento del vehículo, así como la duración de la batería. Por tanto, la gestión térmica integrada es uno de los requisitos básicos para el futuro desarrollo de la movilidad eléctrica.